La música en vivo en Madrid

Grace Gregory

La cultura de la música en vivo en Madrid adopta una forma muy distinta de la que he conocido en Estados Unidos, por una razón principal. Existe una ordenanza municipal en Madrid que intenta limitar “la contaminación acústica”. La ordenanza fue implementada hace mucho años, creo que en 2001 o antes. Se basa en la regulación de los decibelios de ruido, limitando la cantidad que se permite según la hora del día. La regulación impone reducir los niveles de ruido a cinco decibelios entre 19h00 y 23h00 y a 10 decibelios entre 23h00 y 7h00. Obviamente, esto ha tenido un gran impacto en la estructura de la vida nocturna, incluyendo la música, en Madrid. Especialmente afecta a la música en vivo, porque muchas salas de música están en barrios muy residenciales, donde las regulaciones son más estrictas. Por consiguiente, todos los conciertos necesitan terminar a las 23h00. Esto es muy diferente que en EEUU—al menos en Los Ángeles, donde vivo. Cuando voy a un concierto en LA, las puertas normalmente abren a las 20h30 o 21h00. Llego y espero en la sala hasta que el telonero comienza a tocar. Esto pasa normalmente hacia una hora después de que hayan abierto las puertas. El telonero toca por cuarenta y cinco minutos, más o menos, y luego empieza el juego de la espera. Los actos principales siempre te hacen esperar. Si las puertas abren a las 20h30, el acto principal va a empezar a 23h00, y nadie se puede quejar. Aquí, como todos los conciertos necesitan terminar para las 23h00, todo es puntual. Si dice la sala que el concierto va a empezar a las 21h00, empezará a las 21h00. Para el primer concierto al que fui en Madrid, no supe de la ordenanza de ruido, así que llegué tarde al concierto, suponiendo que todavía sería muy temprano. Cuando entré, me había perdido las dos primeras canciones. El siguiente concierto al que fui, llegué al minuto exacto en el que abrieron las puertas. Los actos fueron súperpuntuales, y cuando terminó el concierto a las 23h00, todavía tenía buena parte de la noche disponible. A mí, este sistema me parece más respetuoso con las personas que han ganado dinero para ver un grupo que les gusta. Además, las entradas para la mayoría de las funciones son baratas, unos 25-30 euros. He visto a Leon Bridges, Unknown Mortal Orchestra, y Kurt Vile—todos fueron geniales.

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