Lydia Elmer
Todo el mundo dice que la mejor manera de llegar a conocer una cultura es a través de su comida. Pero cada uno tiene sus propios gustos y disgustos cuando se trata de la comida, así que puede ser difícil llegar a un país extranjero con alimentos y bebidas “únicos”. A mí me encanta la comida, y yo, esencialmente, como de todo. Así que he probado algunas de las comidas más especiales de España para vosotros. ¡Espero que pueda cambiar vuestra opinión y podáis probarlas vosotros mismos!
La morcilla:
La morcilla siempre triunfa como el plato más raro entre los estudiantes americanos. Para la mayoría, la idea de comer sangre es un choque grande. Sin embargo, la morcilla es un plato muy saludable y ¡puede ser muy rico también! Aunque hay muchos tipos y preparaciones de morcilla, la más común viene de Burgos, en el norte de España. Mi familia anfitriona viene de Burgos y comemos la morcilla tradicional por lo menos dos veces cada semana. La morcilla de Burgos es un embutido de sangre de cerdo cocida y arroz. Aunque es un embutido, ¡la morcilla no lleva nada de carne! Si queréis comerla como un español, la mejor preparación es con pimientos fritos y pan.
Oreja de cerdo:
Después de la morcilla, la oreja de cerdo es el plato que normalmente da miedo a los estadounidenses. ¡Pero no os asustéis! La oreja de cerdo puede ser tan rico como un plato de beicon frito. Aunque existen varias preparaciones de oreja, la más común es oreja frita. Se corta en rodajas finas que pueden ser freídas o hervidas. Se sirve con varias salsas como alioli o salsa brava. Oreja de cerdo es muy duro y correoso, por lo que la fritura añade una textura crujiente que crea un plato bastante salado y rico.Si os olvidáis de que estáis comiendo la oreja, podéis realmente disfrutar de este plato tradicional español.
Hay un montón de comidas españoles que son exclusivas de este hermoso país. Morcilla y oreja de cerdo son sólo algunos de los platos que valen la pena probar, incluso si pensáis que no os van a gustar. Con solo probar estas comidas ricas, he aprendido y experimentado más sobre España que si sólo hubiera comido patatas bravas. Así que no tengáis miedo, y probad lo que podáis mientras estéis aquí. ¡Puede ser que echéis de menos la oreja cuando regreséis a casa!