David Calderón
Quiero advertir que no tengo un cuento fantástico acerca de cómo encontré al amor de mi vida ni de cómo mi grupo de amigos cambió después de solo una experiencia fuera del aula. Sin embargo, mis experiencias en la Fundación Altius, una entidad social sin fines de lucro que contribuye bienes básicos a personas en exclusión (la razón más común siendo la falta de empleo), fueron memorias de las que me acordaré de por vida. Enfocaré el resto de mi comentario en tres breves puntos acerca de mi voluntariado en la fundación: la experiencia como un voluntario solitario, la experiencia como un voluntario con amigos/compañeros conocidos, y la comparación a mis otras experiencias de voluntariado.
Quiero empezar con mi experiencia como un voluntario solitario (cuando llegaba solo a la fundación sin ningún compañero del programa ni de mis clases en la UC3M). Hago esta distinción entre llegar solo y llegar acompañado porque siento que la experiencia en Altius depende mucho de esto, y que las experiencias solitarias son las que valen mucho más la pena por varias razones. La primera de estas razones es que, llegando sólo, uno siente mucho más presión para ser proactivo e ir a buscar cómo colaborar y ayudar ya que no hay alguien conocido con quien conversar. Aunque no hay una presión explícita o verbal que un director demande, cuando uno entra a la fundación y ve a todos los voluntarios siendo muy productivos inmediatamente se siente una presión positiva para ir a buscar algo que hacer y ayudar. Esto puede resultar intimidante ya que todos los voluntarios se ven como expertos en sus áreas de trabajo con un nivel de concentración total, pero es una muy buena experiencia que sirve para practicar el español en ambientes no académicos y para aprender palabras útiles en el día a día. También es muy divertido aprender acerca de los diferentes caminos a Altius, especialmente porque hay muchos latinos con historias muy únicas sobre cómo llegaron a Madrid y con los que se puede comparar los nombres de los donativos (por ejemplo, yo digo pajilla para decir “straw” pero hay otros que dicen popote y otros que dicen pitillo). En fin, estar solo en la fundación te exige socializar con otros voluntarios, lo que es muy divertido y ofrece oportunidades para aprender y disfrutar.

Foto de la cocina de Altius con un lindo mensaje
Mi preferencia por ir a Altius de manera independiente es fuerte, pero entiendo que ir a hacer voluntariado solo puede ser algo que da un poco de miedo. Por este motivo, quiero afirmar que vale más la pena ir a Altius acompañado de un conocido antes que no ir. Por ejemplo, aunque cuando fui con Alex platiqué bastante con él, también interactuamos con otros voluntarios en la fundación juntos los dos. Aunque hablar con él tal vez me quitó una conversación con alguien más, de igual manera logramos conocer a mucha gente y logramos profundizar un poco más con otros ya que teníamos la confianza que brinda tener a un buen amigo ahí cerca. Ese mismo día que fui con Alex también logré conocer a Sebastian, un compañero de mi clase de voluntario, un poco más. Igual que con Alex, pasé un poco más de tiempo hablando con él ya que, siendo estudiantes estadounidenses, tenemos más similitudes, pero no creo que le haya quitado mucho a la calidad de mi experiencia.
Por último quiero hablar un poco sobre cómo Altius se compara a mis otras experiencias de voluntariado: primero la Gran Recogida del Banco de Alimentos de Madrid, y segundo las clases en el Soviet de Getafe. En cuanto a la Gran Recogida, me gustó mucho que fui a este evento con amigos (Alex y Kaya), pero siento que el impacto que tuvimos fue limitado. Aprendimos acerca del sistema de los bancos de alimentos españoles y logramos recaudar fondos y alimentos, pero, en comparación con Altius, el trabajo fue mucho menos activo e interesante ya que pasamos casi todas nuestras horas repartiendo papeletas. Admito que esto pudo haber sido debido a que nosotros nos asignamos el último turno de un Sábado, una hora donde no hay mucho tráfico en el supermercado pero, aún con esto en mente, no recomendaría mucho esta actividad. Por otro lado, mi experiencia en el Soviet de Getafe fue una maravilla. Tuve a un hermoso alumno que, aunque a veces un poco eléctrico, siempre iluminaba el aula con su energía positiva y deseo de esforzarse. Sería muy capaz de escribir otra entrada entera acerca de mi experiencia con este súper rápido y fuerte estudiante (algo que digo con mucha confianza ya que le encantaba saltar y pegar fuertes “high fives” o chocales como diría en Guatemala), pero, ya que decidí enfocarme en mi experiencia en Altius, aquí lo dejaré.

Foto de un líder de Altius en acción publicada en la página de la fundación
En fin, recomiendo mucho mi experiencia en Altius y animo a todos los futuros estudiantes del VW program a que prueben al menos una vez. Si los logré convencer a través de este corto blog, este es en enlace del sitio web de la fundación y le pueden escribir por Whatsapp a Fabián (+34 602 57 35 51) o a Lurdes (+34 608 65 97 33) que son los dos coordinadores del programa. También, aunque este no es el tema de mi blog, recomiendo la clase de Desigualdad de la UC3M porque, al requerir una cantidad de horas de voluntariado, es una fantástica oportunidad para sacarle provecho a Altius de una manera académica. ¡A voluntariar!

