Por Sophie Turner
Durante la orientación de Granada, aprendimos que a veces la comunicación española es más directa que la de los Estados Unidos, pero no entendí exactamente cómo esto se desarrolla en la vida cotidiana hasta que llegué a Madrid y conocí a mi familia anfitriona. En la primera semana viviendo con mi familia anfitriona, experimenté un choque cultural que no supe identificar en el momento. Un día, iba tarde a la Puerta del Sol para reunirme con el grupo del programa, y como acababa de llegar a Madrid, todavía no conocía muy bien el metro. Mi madre anfitriona me ofreció acompañarme en metro para que no me perdiera, y aunque quise que me acompañara, le dije “no, no tienes que hacer eso”. Esto se considera de buena educación en los Estados Unidos porque muchas veces, la gente se ofrece a hacer cosas que en realidad no quiere hacer. Pero en un contexto cultural español, esa respuesta confundió a mi madre anfitriona porque ella sabía que de verdad necesitaba ayuda (porque iba a llegar tarde si no me ayudaba), pero le había dicho que no.
Al final, ella sí me acompañó a Sol, pero solo después de que me pidió que fuera sincera sobre si quería su ayuda o no, porque ella estaba confundida por mis respuestas. Yo le dije que sí, y salimos juntas de casa. Esa noche, nos reímos de esa interacción, y yo le expliqué que muchas veces en los Estados Unidos cuando alguien me ofrece algo, no lo acepto a la primera vez como una forma de ser cortés. En los Estados Unidos, si alguien quiere ayudarte de verdad, después de que te niegues, volverá a insistir en ayudarte otra vez. En esa instancia, yo estaba respondiendo como una estadounidense aunque la manera de comunicarse es distinta aquí en España.
He tenido varias conversaciones con mi familia sobre el tema de la comunicación directa en España, y mi hermana anfitriona me dijo algo interesante que aprendió en su clase de inglés en el colegio. Ella me explicó que en su clase, ellos aprendieron sobre el “sandwich method” que se usa en los Estados Unidos, lo que básicamente significa que si alguien quiere comunicar algo negativo o que puede parecer duro, hace un “sándwich” con esa cosa negativa entre dos cosas positivas. Mi hermana anfitriona me comentó que siempre le pareció muy raro que la gente estadounidense gaste tantas palabras en comunicar algo y que no lo diga de manera directa. Me hizo pensar mucho en la manera en que me comunico, y me di cuenta de que a menudo evito ser directa en una conversación por miedo a que alguien no esté de acuerdo conmigo, especialmente cuando necesito pedirle un favor a alguien.
A lo largo de los cinco meses viviendo con mi familia anfitriona, he aprendido a comunicarme de manera más directa con ellas, una habilidad que me ha servido mucho durante esta experiencia, y va más allá de mi experiencia viviendo con ellas o en España. Es importante notar que ser directo no es equivalente a ser descortés, y que culturas diferentes tienen estándares distintos sobre lo que se considera cortés o descortés. Como estudiante de intercambio, he tenido que adaptarme a la cultura española y dejar mis suposiciones atrás. También como mujer que ha crecido en una cultura que hace hincapié en que las mujeres sean siempre bien educadas y no demasiado francas, la práctica de comunicarme de manera directa me ha ayudado a tener más confianza en mí misma y no tener miedo a ocupar espacio y decir lo que quiero decir. Es una costumbre española que espero traer de vuelta a los Estados Unidos.

