Cómo sentirte tont@ en el aula

por Rebecca Johnson Rubenstein (octubre de 2019)

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Si eres un@ estudiante de Vassar o Wesleyan, lo probable es que hayas pasado mucho tiempo en un ambiente académico, y que te sientas cómod@ en el aula. Generalmente, si hay algo que no entiendes, es porque faltaste una clase. Si pierdes el hilo de la conversación, es porque una mosca entró y te distrajiste. Pero entiendes muy bien las expectativas de parte de tu profesor@ para compensar la clase faltada, y la mosca saldrá y compensarás por tu lapso de atención rápidamente.

Entonces, ¿qué haces cuando no hay una mosca, pero todavía pierdes el hilo? ¿Qué haces cuando has ido a cada clase, pero todavía no entiendes todo?

No te voy a mentir—es una experiencia que te baja los humos. Si estás acostumbrad@ a entender todo en el aula, sentirte tan tont@ es un desafío tanto psicológico como académico. Pero es un desafío superable—millones de inmigrantes lo han superado (si tú o tus padres son inmigrantes, ya sabes el trabajo que requiere esta transición. Y si no lo eres, prepárate empatizar con la experiencia inmigrante, aunque espero que ya hubieras empezado). Además, es un desafío que nos da la oportunidad para abrir nuestras mentes, y crecer como personas. Para suavizar y apoyar este crecimiento, te ofrezco unas herramientas:

  1. Toma en serio tu clase de lengua. Mira, no sé la última vez que tomaste una clase de gramática, pero si no eres un@ nativ@ hablante, es probable que la necesites. No solamente para aprender como conjugar cada verbo en “vosotros” (prepárate, está por todos lados), sino también para entender lo que está pasando en tu alrededor—y en el aula, desde luego. Esta clase no solamente cubre la gramática, sino también muchas de las palabras (y peculiaridades culturales) que vas a encontrar en España. Esta clase me ha ayudado mucho entender de “que coño”* están hablando mis profes y compañer@s de clase.rebecca2
  2. Haz listas de vocabulario. En cada clase, cuando el profe nos dice algo que no entiendo (que pasa con una frecuencia un tanto desagradable), lo busco, y lo añado a una lista de vocabulario. Subo cada lista a la aplicación gratis Flashcards (por Chegg) que tengo en mi móvil, y las ordeno por clase. La uso mientras espero el metro o el bus—en cualquier momento que no tengo nada más que hacer. Esta herramienta es especialmente útil cuando estás en una clase con un lexicón especifico. Por ejemplo, yo no sé ni en ingles como hablar del arte clásico griego, entonces memorizar el vocabulario de relieves y frescos me ha ayudado mucho no perder el hilo de la lección durante la clase.rebecca 3
  3. Ve a las tutorías. Si hay algo que mis listas de vocabulario no cubren, y que todavía no entiendo, voy a las tutorías (las horas de oficina de la profe). Así, yo entiendo y aprendo mejor, y la profe nota que estoy interesada en la clase. Además, es una oportunidad para pedir que la profe me explique cuales son sus expectativas. La pedagogía en España (o por lo menos en el Carlos III) es distinta de la de Wesleyan (y Vassar, asumo), y no se puede asumir que las mismas reglas aplican. Entonces vete a las tertulias, y asegúrate de que entiendas lo que necesitas hacer.
  4. Júntate con estudiantes españoles. Muchas de las clases en el Carlos III requieren un tipo de proyecto grupal durante el curso. Te recomiendo muchísimo que intentas estar en un grupo con gente española. Puede ser difícil conocer a gente madrileña/española, entonces aprovecha de la oportunidad facilitada de tener una experiencia de intercambio cultural. Y claro, ell@s conocen el sistema académico mucho mejor (si no son del primer grado) y pueden ayudarte tener éxito en la asignatura.rebecca 4
  5. Experimentar tomando notas en el ordenador Y por puño y letra. Generalmente, yo soy una tradicionalista, y solo tomo notas por mano. Los estudios sugieren que es la mejor manera de retener información, y lo recomiendo mucho (si funciona dentro de tus necesidades, claro). Sin embargo, hay unas asignaturas en que el profe habla tan rápido, y sobre un tema que no conozco (por ejemplo, el Siglo de Oro en el Imperio Español), que he notado que mis notas son más útiles si las tomo en mi ordenador. Entonces recomiendo que pruebes ambos para ver cómo vas a aprender mejor en cada clase. OJO: si usas tu ordenador, no busques vuelos a Berlín durante clase. ¿Recuerdas lo que te dije sobre la dificultad de recuperar el hilo perdido de la conversación?
  6. Recuerda que esto es parte de tu montaje. La estupidez que te sientes no va a durar por siempre—uno porque el semestre sólo dura cuatro meses. Pero también porque tu nivel de castellano va a mejorar. A veces los cambios son tan sutiles que ni siquiera los notas, pero la gente con la que  interactúas sí lo nota. Una amiga mía refiere a esta fase de crecimiento incómodo como “el montaje.” Es durante esta parte que te frustras y te frustras, pero al final, comes un huevo crudo y subes muchísimas escaleras (o bueno, lo que será el equivalente en el contexto de aprender un idioma). Pensar en estas frustraciones como parte de un montaje, una escena de la película que es tu vida madrileña, te ayudará recordar que esta estupidez (que realmente es incomodidad) es una parte necesaria, y temporal, de tu desarrollo. Entonces, elige tu música inspiradora, cómprate un sudadero gris, y ¡disfruta tu tiempo en Madrid!

*Generalmente, intento no usar “coño,” o cualquiera palabra mala que degrada las mujeres. Muy fácilmente puedes reemplazarla con “mierda” o “gilipollas” o algo semejante. Lo uso aquí como ejemplo porque su uso es ubicuo, incluso en el aula, y pensaba que era útil dado el contenido de aquel párrafo.

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