Jackson Ingram
Cuando tienes una enfermedad crónica, tu salud está siempre presente en tus pensamientos, especialmente cuando experimentas un cambio importante en tu vida como es el de irte a vivir al extranjero. Me diagnosticaron la enfermedad de Chron (“Chron’s disease”) en mi último año de instituto y muchas veces, no estaba seguro de si me iba a poder graduar, y menos aún si iba a poder ir a la universidad después. Gracias a mi medicación, mi condición está remitiendo, aunque el tratamiento de mis síntomas es todavía una parte muy importante de mi vida. Cuando yo estaba considerando la posibilidad de estudiar en el extranjero, mi salud, como no podía ser de otra manera, era mi principal preocupación. Gracias a Dios, he estado bien durante mi estancia en Vassar, pero Madrid está mucho más lejos de Missouri que Nueva York.
Muchas veces resulta fácil decir que puedes hacer cualquier cosa que te propongas pero la realidad es que no puedes estudiar mucho si tienes problemas para comer. Así que, si tienes una enfermedad crónica y quieres estudiar en el extranjero, necesitas hacer un plan:
- Habla con tu doctor.
No puedes viajar a otro país sin previamente hablar con tu doctor. A veces puede resultar pesado pero es importante que vayas más allá del chequeo obligatorio con tu universidad. Lo mejor es visitar a un especialista. Para mí, esto no fue posible debido al poco tiempo que tuve entre el fin del primer semestre y mi vuelo a España. Por eso, solo pude acudir al médico general que había visto muchas veces antes. Este tenía experiencia y conocimiento de mi historia médica y pudo aconsejarme con confianza.
- Trae toda tu medicación.
Este punto es el más importante a recalcar. El mejor consejo que puedo darte es traer TODA tu medicación a España para la duración del semestre. De verdad, es complicado pedir tus recetas durante muchos meses. Yo pasé muchas horas llamando mi farmacia para convencerla de que me enviara mis recetas. Mis padres y yo decidimos que sería más fácil traer solamente dos dosificaciones por orientación, y el resto sería enviado a mi dirección en Madrid. Pero, ¡sorpresa! La aduana no permite que cantidades grandes de inyecciones atraviesen las fronteras. Yo tuve que ir a Estados Unidos, conseguir mi medicación y regresar a Madrid. El vuelo fue caro e inconveniente, pero necesario. Ahorra dinero y tiempo para evitar mi error.
- Preocúpate por ti mismo/a
A pesar de lo que se pueda pensar, tú conoces tu cuerpo más que cualquiera. Si tienes restricciones alimenticias como yo, comer en otro país puede ser como caminar por un campo de minas. A veces, la gente te dirá que debes probar algún plato típico, pero no se preocupará en decirte que una parte es frita o que está hecho a base de cerdo (a los españoles le encantan ambos.) ¡No lo comas! No importa si parece de mala educación rechazarlo. Es mejor que comerlo y destrozar tu intestino.
Debes asegurarte bien sobre qué contiene tu comida y estar seguro de que tu director y familia anfitriona son conscientes de tu problema. Siempre que tengas dudas, pregunta. En las cenas en grupo, por ejemplo, yo siempre me sentaba al lado de una persona que entendiese español muy bien. Si no estaba seguro que acerca del menú, yo preguntaba.
Esta regla se aplica a cualquier restricción de salud. Si necesitas un tratamiento especial, tu programa lo conseguirá. Tu salud es lo más importante.
- No descuides tus hábitos saludables.
Cuando estás en un nuevo país, es normal cambiar tu rutina habitual. Probarás cosas nuevas cosas y mucho más. Pero esto no se aplica a tu salud. Normalmente, tú tendrás tus costumbres para manejar tu salud. No las descuides. Para mí, esto significa tener cuidado con mi comida y atenerse a un régimen de ejercicio. La comida en la universidad es barata, pero no es siempre saludable. Por eso, decidí empezar a hacer mi comida en la casa y traerla.
Además, el programa cubre una suscripción al gimnasio. Esa parte es fácil pero la dedicación no lo es tanto. Estoy seguro de que el gimnasio de la Carlos III es bueno, pero recomiendo encontrar uno cerca de tu casa. De esta manera, puedes ir también los fines de semana. También te recomiendo que elijas una rutina temprano y la cumplas. Muchas personas van todos los días, pero yo prefiero tres veces por semana al menos. Recuerda que no es una competición. Crea un régimen que funcione para ti. La meta no es tener mejor aspecto sino estar realmente mejor, sentirte bien.
En conclusión, tu salud debería ser siempre una prioridad. Cuando planees irte un semestre al extranjero, toma precauciones para vivir un semestre saludable.