Por Jenna Shelby-Glick
Si estás buscando una actividad divertida y corta que involucra comer bien, has venido al lugar perfecto. La primera vez que oí sobre la venta de dulces por las monjas fue en un tour de nuestro programa por la ciudad durante un día de la orientación en Madrid. Mientras caminábamos, paseamos por la Calle del Codo en la que está el Monasterio de Corpus Christi. Nuestra guía nos explicó que las monjas de clausura que viven allí también cocinan y venden dulces. Desafortunadamente, no estuvimos allí durante su horario, así que salimos y continuamos caminando.
Me había olvidado de esta experiencia hasta que mi madre vino a visitarme en Madrid. Buscábamos una actividad divertida para hacer cerca de la Plaza Mayor, donde comimos al mediodía, cuando recordé esta venta de dulces. Inmediatamente empecé a investigar sobre el monasterio y esta supuesta venta. Encontré el nombre de la calle otra vez, además de unas fotos con instrucciones para entrar al monasterio y encontrar las monjas. Te diré mi propia opinión e instrucciones para hacer esta actividad.
En primer lugar, hay que encontrar la Calle del Codo. Recomiendo que entres desde la Plaza del Conde de Miranda, otra calle que se cruza con ella. Cuando llegas a este cruce, gira a la derecha hasta que veas una puerta muy intrincada a la izquierda. Al lado de la puerta, hay una señal que dice “Venta de Dulces” además del horario. A mi madre y a mí, se nos acercó una mujer para ayudarnos a tocar el timbre y comunicar con la gente de dentro. Tuvo que tocar más de una vez antes de que abriera la puerta y pudiésemos entrar.
Después de entrar, sigue el corredor en recta y después gira a la izquierda, siempre siguiendo las señales que dicen “Torno”. Camina por un patio y cuando pasas por otra entrada, a la izquierda estará el portal donde aparecen los dulces. Notarás que la ventana está abierta pero que no se puede ver al otro lado; en lugar de un espacio abierto hay una bandeja giratoria. Dado que las monjas son de clausura, no pueden ser vistas por nadie y usan esta herramienta para repartir los dulces y cobrar el dinero. Al lado de esta ventana hay una lista de precios con todos los tipos diferentes de dulces que se venden.
Si esperas unos momentos, oirás la voz de una monja desde el otro lado de la ventana quién te preguntará lo que quieres pedir. Después de pedir los dulces que quieres y el tamaño, la bandeja girará y una caja con tus dulces aparecerá en la ventana. Después de coger la caja, tienes que poner el dinero en la bandeja giratoria y esperar tu cambio. ¡Y ya está! Has comprado tus dulces de las monjas.
Si quieres tener esta experiencia, te recomiendo que vayas durante el horario correcto para que no pierdas a las monjas, y que te asegures de ser muy respetuoso de su espacio cuando entras. Esto es una actividad que revela partes de la ciudad que no son muy conocidas, además de tener una conexión poco común con la gente religiosa de la ciudad. Recomiendo mucho esta aventura divertida y sencilla.