Por Brooke Kushwaha
Todos los que te hayan aconsejado sobre tus estudios en el extranjero probablemente te habrán dicho que aproveches la ciudad lo máximo posible y que disfrutes de la experiencia a tope. No voy a discutir sobre ello, pero te propongo una alternativa más realista. La verdad es que todos los días no te vas a sentir al cien por cien todo el tiempo. Por ejemplo, después de salir de marcha hasta la madrugada, yo no tengo mucha energía para aprovechar el resto del día (aunque sí haya aprovechado la noche). Acostumbrarte a una vida distinta es algo que cuesta mucho, y habrá días en los que no tengas ganas de hacer nada. Afortunadamente, el hecho de no hacer nada en Madrid es algo compatible con las posibilidades que ofrece una ciudad increíble como esta.
Pasa horas (sí, horas) en una cafetería
Si tú y tus amigas queréis pasar una tarde tranquila, os recomiendo tomar unos cafecitos en varios lugares chulos de la ciudad. Como yo vivo más cerca de Atocha, prefiero la zona de Antón Martín, especialmente la tetería “Tekoe”. Para las personas a las que le afecte mucho la cafeína, podéis elegir una manzanilla o un té helado en vez de un café con leche. Este sitio también es bueno para estudiar, al ser bastante tranquilo y, además, las camareras están acostumbradas a los estudiantes.
Camina por Casa de Campo
Cuando el tiempo te lo permita, te recomiendo que pasees por los parques grandes de Madrid y dejes a un lado las molestias de la ciudad. Todos conocen El Retiro, pero Casa de Campo, que está al otro lado de la ciudad, ofrece un espacio grande y verde para perderte. Utiliza la góndola y disfruta de la vista entre el Parque Oeste y el campo, o haz un picnic en el césped. Casa de Campo crea una ilusión diferente, ya que no parece que estés en una gran municipalidad, y puedes descansar en paz.
Come (mucho)
Comer y no hacer nada siempre van de la mano, y ambas cosas se pueden satisfacer a la misma vez. Los cafés tienden a ofrecer una variedad de pasteles (chocolate, zanahoria, y Red Velvet son los más comunes) y bizcochos, pero te recomiendo que cuando no tengas mucho que hacer, pruebes la repostería típica de Madrid. Durante la Semana Santa, las torrijas (parecidas a “french toast” o “bread pudding de los EEUU) están presentes en casi todos los escaparates de las pastelerías españoles, y merecen hacerse esperar. Llevan solo pan, miel, leche, canela, y huevo, pero están deliciosos en su sencillez. Las rosquillas, otra comida típica, son parecidas a los “donuts” americanos, pero más elegantes. El sabor es sutil, con la piel del limón y la naranja (similar al bizcocho tradicional), y se fríe dejando una textura densa, como la de una tarta. Estos dos ejemplos sólo rascan la superficie de la repostería madrileña, pero estoy seguro de que engordarás cuando estés en Madrid debido a la gran variedad de opciones a tu alrededor. Gratificate a ti mismo después de un día de no hacer nada.
Por supuesto, hay muchas opciones para disfrutar Madrid, y la mayoría son interesantes, activas, y emocionantes. Pero en las situaciones cuando no quieras salir de tu cama, espero que consideres estas posibilidades. No requieren mucho esfuerzo, y merecen la pena.