Por Damaris Santos
Tengo una confesión: realmente nunca pensé que tendría cualquier problema durante mi tiempo en España. Me consideraba una persona muy abierta y adaptable en situaciones nuevas, y además siendo latina sentía que las diferencias culturales no me iban a causar muchos problemas tampoco.
Otra confesión: estuve completamente equivocada. Después de llegar a Madrid y empezar las asignaturas sentí que tenía menos ganas de explorar la ciudad y de tener interacciones sociales. Hasta paré de salir de marcha por las noches – algo que, siendo una dominicana a quien le encanta bailar y “andar en el medio” como dice mi mamá, fue algo muy asombroso. Empecé a dormir mucho más de lo que debería y cuando no estaba durmiendo o viendo Netflix, estaba hablando con mis amigos o mi familia constantemente. ¡Es ahí donde encontré la clave para mejorar mi experiencia! Estaba usando a mis amigos y familia como un escape para evitar forjar relaciones con personas y tener experiencias en Madrid.
A partir del segundo mes, creé un horario para ponerme en contacto con mi familia y amigos en los EEUU una vez a la semana. Además de eliminarlos como una forma de refugio, ¡esto me dio motivos para tener experiencias nuevas o conocer a alguien! Quería tener algo nuevo que contarles desde nuestra última conversación, fuera de que fui a la universidad y regresé a casa. Poco a poco llegó a un punto donde no simplemente quería hacerlo por ellos, sino por mí misma. Y desde entonces, honestamente puedo decir que mi experiencia en Madrid fue mucho mejor de lo que me pude imaginar.