por Cate Spirgel, primavera 2020
La comida siempre ha sido una pasión fuerte en mi vida, mi querido amante—me despierto para comer y me acuesto soñando sobre lo que voy a comer al día siguiente. Sin embargo, nuestro romance ha sido una auténtica montaña rusa. Mi dieta ética, sin carne, y multitud de alergias: el gluten, las nueces de árboles y la lactosa, han puesto a prueba este amor.
Siempre he querido estudiar en España. Me fascina la cultura más o menos abierta y de bienvenida, la arquitectura impresionante de Gaudí, el arte provocativo de Picasso, Goya, Velázquez y el Greco y el idioma—ampliamente hablado en nuestro país. El único problema era que no sabía si la dieta española sería compatible con mi dieta: el pan y el jamón ibérico son alimentos principales en España. Es muy difícil encontrar opciones en mi propio país, entonces estaba nerviosa de estar en un ambiente nuevo con un idioma distinto.
Antes de mi llegada a España, investigué algunos restaurantes agradables para los celíacos, y los nombres de muchos alimentos que contienen gluten (para saber qué comidas necesito evitar). Dado que la comida es una gran parte de mi vida y una pasión fuerte, quería sentir o abrazar esa nueva cultura a través de la cocina. Cuando estuve en Granada, la ubicación de la orientación este año, comí los tajines, hummus, baba ganoush, falafel con el fin de sumergirme en la influencia árabe. Había una plétora de opciones agradables para mi dieta sin lactosa, gluten y las nueces de árboles. Mi vocabulario amplio sobre la comida me permitió navegar en el mundo de la comida con facilidad.
Encontré mi amor en Madrid: Frutas Prohibidas, fue amor a primera vista. Frutas Prohibidas es un buen sitio para veganos o simplemente para gente con muchas alergias. Todos los alimentos tienen etiquetas que dicen los ingredientes, entonces es muy fácil evitar lo que te hace sentirte mal. La presentación de los batidos de frutas compite con las obras maestras en el Reina Sofía o el Prado.
La moraleja de este blog es: meterte de lleno, experimentar la cultura a través de la cocina; no permitir que tus alergias, o una dieta ética, te impidan probar la comida española. La comida es un evento social, una buena manera para pasar tiempo de calidad con la gente: tu familia anfitriona, un amigo nuevo o un/una compañero/a guapo/a en una de tus asignaturas. Las interacciones con el camarero, la habilidad para pedir la comida o simplemente identificar con facilidad los alimentos en el menú o los ingredientes, es una habilidad valiosa y mejora con práctica. Mi consejo o reto es acampar, sentirte tú mismo, con la ayuda de la comida: pide a tu compañero/a de clase si le apetece una tarde/noche ir al barrio de Malasaña. Una comida es un evento muy casual o tranquilo para construir relaciones con la gente nativa y practicar tu español. ¡Expande tu paladar y tu círculo social al mismo tiempo!