Fútbol femenino en Madrid

Kendal Simmons (diciembre 2021)

Uno de los consejos que me dieron antes de llegar a Madrid era buscar la comunidad haciendo las cosas que ya me gustaban hacer. Si eres como yo, introvertida y bastante tímida, verás el problema. Es decir, no estoy acostumbrada a compartir la mayoría de mis aficiones con otra gente. El gran reto para mí, entonces, era encontrar una manera de transformar mis pasatiempos en algo que me ayudase a conocer esta ciudad mejor y a conectar con la gente que vive aquí. Entre otras cosas, me gusta leer, cantar, dibujar y correr. Sin saber qué hacer con las primeras tres opciones, recurrí a la última para cumplir con el objetivo que me propuse. La primera cosa que se me ocurrió fue unirme a un equipo de fútbol femenino y, al principio, pintaba bien. El fútbol está por todas partes aquí en España, ¿no? Sin embargo, por mucho que a los españoles les encante el fútbol, hay pocas oportunidades para jugar al fútbol femenino. (Digo femenino porque si eres hombre, no tendrás ningún problema en encontrar una liga donde jugar.) Así que, me puse a buscar. 

Primera opción: mi familia anfitriona. Mi madre anfitriona iba varias veces a la semana a un polideportivo bastante cerca de nuestra casa y un día le preguntó a alguien si había un equipo de fútbol femenino con plaza libre para mí. El señor le dijo que sí, pero que tendría que presentarme a una prueba antes de nada para ver qué tal jugaba. Me horrorizaba bastante tener que hacer una prueba, pero, como la luchadora que soy, me presenté a ella igual. ¿Recuerdas que he dicho eso de que soy introvertida y también que me gustaba correr? Pues, ninguna de esas dos cosas equivale a que sea buena jugando al fútbol. De hecho, nunca he jugado al fútbol en mi vida y, aún peor, tengo la coordinación óculo-pédica de una niña. Todo esto para decir que la prueba me fue fatal. Había niñas allí con siete años de edad jugando mejor que yo, así que no creo que haga falta decir que no volví.

Segunda opción: el internet. Aunque la prueba fue un bochorno total para mí, todavía no estaba dispuesta a rendirme. Me metí en Google para ver si había otras opciones y después de revisar varios sitios y varias redes sociales, encontré la liga femenina Fulanita de Tal. Rellené un formulario que había allí en la pagina web y enseguida se pusieron en contacto conmigo y me asignaron a un equipo.

Aunque el horario de cada equipo es diferente, en el mío entrenamos cada miércoles y los partidos son cada domingo. No importa si jugamos bien, lo importante es hacerlo lo mejor posible. He encontrado buen ambiente y hay bastante buen rollo entre todas nosotras. Es más, me ha dado la oportunidad de conocer gente que no es de la Universidad Carlos III (UC3M) y de ampliar mis horizontes, digamos, haciendo algo nuevo que a la vez tiene que ver con cosas que me suelen gustar.


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